lunes, 26 de noviembre de 2007

Las "tradiciones" bárbaras aymaras

Isidro Quispe es un campesino boliviano al que emborracharon hasta aturdirle e intentaron enterrarle vivo para darle como ofrenda en la construcción de un puente, dentro de una tradición aimara que todos conocen y ocultan.
"Tres personas me habían hecho tomar (beber) para luego enterrarme debajo del puente. Pero me escapé", cuenta a Efe Isidro, convaleciente en un hospital de La Paz por las numerosas heridas que le provocó la paliza que recibió cuando casi acabó sepultado vivo.
La historia de este campesino del altiplano andino, una de las zonas más deprimidas del país más pobre de Suramérica, forma parte de una de las más oscuras tradiciones de los indios aimaras, que ante cualquier construcción obliga a hacer una ofrenda a la "madre tierra", la "Pachamama". En las pequeñas obras, la "Pachamama" se conforma con el sacrificio de una llama, pero en las mayores exige algo más: un ser humano.
"Costumbre es", reconoce Isidro, de 52 años y padre de nueve hijos. Isidro desapareció el lunes 5 de noviembre, cuando se fue a un desfile y después a "tomar con unos amigos". Hasta ahí llega su memoria aunque dice que "poco a poco" va recordando.
Su mujer, Agustina Noa, asegura que lo encontraron al sábado siguiente "botado en un cerro" por donde ella ya le había buscado tres días antes. El martes y el miércoles lo buscó sola porque, según ella, la policía no quiso ayudarla, ya que le dijeron que seguramente estaría bebiendo. Sin embargo, la esposa no desistió y desde el jueves movilizó a todo el pueblo de Puerto Acosta. Así fue como dieron con él, en un cerro por el que Agustina asegura que ya había pasado. "Toda la comunidad a buscar me ha ayudado" dice Agustina, indígena que con dificultad habla en español y ocasionalmente se dirige en aimara a su hermano Félix Noa para que la ayude a expresarse.
El hecho de que ya hubieran pasado por el lugar donde encontraron malherido al campesino hace sospechar a su cuñado Félix que "le tenían encerrado en un cuarto y cuando vieron al pueblo movilizado le echaron al cerro". A Isidro le ofrecieron trabajar en el puente que se proyecta, por supuesto como obrero, pero ahora asegura que ya no quiere, pues "cualquier cosa puede pasar", tras estar cerca de haber acabado como ofrenda.
El herido dice que conoce a quienes le apalearon e intentaron enterrarle vivo, incluso es capaz de recordar sus nombres y de asegurar que le eligieron a él por su pasado como dirigente sindical campesino. "Por venganza me quisieron hacer eso", afirma Isidro, que de tan aimara -tímido y respetuoso- que es, se dirige a sus asaltantes como "caballeros", cuando asegura que "tuvo problemas con ellos" cuando era dirigente.
La paliza sufrida por Isidro le provocó heridas por todo el cuerpo, graves en la cabeza, de las que ya fue intervenido quirúrgicamente, y en una rodilla, que requerirá una nueva operación. El hilillo de voz con el que se expresa este campesino a duras penas le llega para pedir ayuda para pagar el tratamiento hospitalario: "¿De dónde voy a sacar?, mi señora no tiene plata (dinero), mis hijos están abandonados en el campo". Su familia carece de recursos para afrontar los casi 3.000 dólares de la cuenta del hospital y asegura que Isidro no se puede acoger al seguro universal de los bolivianos porque éste sólo cubre a los mayores de 60 años.

Entre muertos y fusiles

Así se ha aprobado la nueva constitución boliviana. El misterio es si podremos desobedecer los mandatos gubernamentales como medida de protesta. ¿Habrá servido de algo conocer de antemano la miseria que el chavismo les ha causado a los venezolanos, o ya habremos echado nuestra suerte al otorgarle el 54% de votación a Evo Morales?

Por otro lado ¿Qué sucede con los bolivianos? Tenemos altos niveles de inflación, muertos por doquier, desorden absoluto y violación de las leyes de manera sistemática, pero seguimos enamorados de nuestra imagen en la silla presidencial.

Cuidado bolivianos, que hay amores que matan, y el de Evo Morales es de esos, nos va a matar la libertad, nos va a empobrecer más y nos va a someter a los designios del desequilibrado payaso venezolano.

Patriotismo y nacionalismo

Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás pueblos es lo primero.

Charles de Gaulle

miércoles, 21 de noviembre de 2007

El Comandante y el Rey

Mario Vargas Llosa

Es verdad que una imagen vale mil palabras y, una secuencia de imágenes, diez mil. El incidente que ha inmortalizado la sesión de clausura de la última Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile, divulgado al mundo por las cámaras de televisión, dice más e ilustra mejor sobre el caudillo venezolano Chávez y congéneres, así como sobre las relaciones de España con América Latina, que decenas de sesudos ensayos.

Los mejores guionistas de Hollywood no lo hubieran hecho tan bien si querían abrir el espectáculo con la imagen —entre cómica y siniestra— de un espadón tercermundista en plena acción. Interrumpiendo al Presidente del Gobierno español que, tímidamente, se atrevía a recordar a los mandatarios latinoamericanos que "nacionalizar empresas no garantiza nada", el comandante Hugo Chávez se apodera del micro y se dispara en insultos contra José María Aznar, quien alguna vez habría invitado a Venezuela a algo tan ignominioso como integrarse "al primer mundo", propuesta fascista que el caudillo tropical rechazó, claro está, porque "somos humanos y los fascistas no son humanos. Creo que una serpiente es más humana que un fascista o que un racista". La estupidez conceptual se enriquece si quien la emite se expresa con la vulgaridad del comandante Chávez y su gesticulación cuartelera. Hasta aquí nada que sorprenda, aunque, sí, mucho que entristezca y avergüence, si quien presencia la escena es latinoamericano y, sobre todo, venezolano.

Entonces, Rodríguez Zapatero pide la palabra a Michelle Bachelet —la Presidenta de Chile dirige la sesión— y, extremando el respeto de las formas y buscando con verdadera angustia las palabras más prudentes, trata de dejar sentada su protesta por la "descalificación" que se ha hecho de un ex presidente "que fue elegido por los españoles". Digo "trata de" porque, pese a sus educadas maneras, hasta en dos oportunidades es groseramente interrumpido de nuevo por Hugo Chávez, quien, como la presidenta Bachelet le ha cortado el micro, levanta virilmente la voz a fin de que ninguno de los presentes se libre de escucharlo. A estas alturas, el Rey de España, al que literalmente hemos visto demudarse y enrojecer a lo largo de toda esta escena sin poder ocultar la irritación que le produce, irrumpe con su contundente "¿Por qué no te callas?" que, por un instante, deja al soldadote de marras quieto y mudo, como sin duda le ocurría en el cuartel cuando su superior lo aderezaba de carajos. La presidenta Bachelet introduce un inesperado toque de humor al sugerir con meliflua voz a los presentes "que eviten los diálogos".

Otro tercermundista y comandante entra en escena, esta vez un Daniel Ortega maltratado por los años con una calvicie acelerada y una panza capitalista, para desgañitarse atacando a España por los bombardeos de Estados Unidos contra Libia, por las supuestas depredaciones de Unión Fenosa y contra los embajadores españoles por conspirar contra el Frente Sandinista… hasta que el Rey de España se levanta y deja sentada su protesta abandonando la sesión.

La enseñanza más obvia e inmediata de este psicodrama es que hay todavía una América Latina anacrónica, demagógica, inculta y bárbara a la que es una pura pérdida de tiempo y de dinero tratar de asociar a esa civilizada entidad democrática y modernizadora que aspiran a crear las Cumbres Iberoamericanas. Esta será una aspiración imposible mientras haya países latinoamericanos que tengan como gobernantes a gentes como Chávez, Ortega o Evo Morales, para no mencionar a Fidel Castro. Que sean o hayan sido populares y ganaran elecciones no hace de ellos demócratas. Por el contrario, muestra la profunda incultura política y lo frágil que son las convicciones democráticas de sociedades capaces de llevar al poder, en libres comicios, a semejantes personajes. Ellos no asisten a las Cumbres a trabajar por el ideal que las convoca. Van a utilizarlas como una tribuna para internacionalizar la demagogia y las bravatas con que mantienen hipnotizados a sus pueblos y, por eso, esas Cumbres están condenadas al fracaso y al circo. Antes, la estrella indiscutible de ellas era Fidel Castro y sus espectáculos antiimperialistas, que enloquecían de felicidad a los gacetilleros amantes de escándalos. Ahora que Castro dejó de ser caudillo para convertirse en analista internacional —el único que en Cuba habla y despotrica con envidiable libertad— el histrión preferido de la prensa amarilla es Chávez, émulo y ventrílocuo de aquél.

Claro que hay otra América Latina, más decente, honrada, culta y democrática que la representada por estos energúmenos. Estaba allí, en esa sesión de clausura, invisible y muda, como siempre en estas ocasiones en la que los caudillos, hombres fuertes, "comandantes" y payasos se apoderan de las candilejas. ¿Por qué callan y se dejan ningunear y eclipsar de esa manera si ellos son infinitamente más respetables y dignos de ser escuchados que aquéllos? No sólo porque algunos están sobornados por los petrodólares que derrocha el venezolano a diestra y siniestra. A menudo lo hacen porque temen ser víctimas de las diatribas y descalificaciones de aquellos matones, que les pueden soliviantar a sus extremistas criollos y, también, aunque parezca mentira, porque ellos, que sólo son gobernantes civiles que tratan mal que bien o bien que mal de ajustarse a las limitaciones que les señalan las leyes y constituciones, se sienten mandatarios de segunda frente a esos dioses omnímodos que no tienen otro freno para sus excesos y bellaquerías que su soberana voluntad. La salida del Rey de España tuvo la virtud de rasgar el velo de hipocresía que circunda las Cumbres Iberoamericanas a las que, en apariencia —no en la realidad— asisten jefes de Gobierno y de Estado dignos del mismo respeto y consideración. Falso de toda falsedad: el señor Chávez tiene unas credenciales que lo exoneran de toda respetabilidad civil y democrática, pues, el 4 de febrero de 1992, traicionó su uniforme y actuó con felonía intentando un golpe militar contra un gobierno constitucional y legítimo en el que decenas de oficiales y soldados venezolanos murieron defendiendo el Estado de Derecho. Levantarse contra un gobierno constitucional es el peor crimen que pueda cometer un militar y por eso el comandante Chávez fue juzgado, condenado y enviado a la cárcel. Que en lugar de pasarse allí muchos años fuera amnistiado por el presidente Rafael Caldera y luego premiado por una mayoría de venezolanos con la Presidencia de la República no lo absuelve, sólo muestra hasta qué punto estaba turbado ese electorado que se dejó seducir por los cantos de sirena de un demagogo y que está ahora lamentándose amargamente de su error.

Lo absurdo, lo delirante de lo ocurrido en Santiago de Chile es que el comandante Chávez eligiera, para descargar sus iras y convertir en blanco de su mojiganga tercermundista, a España, un país cuyo gobierno ha hecho esfuerzos denodados para llevarse en paz con él, e, incluso, echarle una mano internacionalmente cuando todo el Occidente democrático lo censuraba por sus atropellos a los derechos humanos y sus complicidades con las satrapías fundamentalistas.
¿Alguna otra enseñanza que sacar de todo esto? Que, como es evidente que a los tigres y a las hienas no se las aplaca con venias y sonrisas y echándoles corderos, conviene mucho más a un país democrático como España privilegiar en sus relaciones a países que representan la civilidad, la libertad, la legalidad, y con los que tiene la seguridad de una cooperación real y de largo plazo, que tratar por todos los medios de ganarse la amistad de quienes representan las antípodas de lo que, afortunadamente para los españoles, es hoy España. Ni la Cuba de Fidel Castro ni la Venezuela de Chávez merecen ser, hoy, los amigos dilectos del gobierno español, y sí, en cambio todos esos discretos y esforzados gobiernos que, en el resto del continente latinoamericano trabajan por sacar a sus pueblos de esa barbarie del subdesarrollo que representan no sólo los bajos índices de crecimiento y las vertiginosas desigualdades de ingreso, educación y oportunidades, sino, también, la demagogia y la matonería políticas encarnadas en Ortega y Chávez que las televisiones de todo el mundo pusieron en evidencia en la clausura de la Cumbre Iberoamericana.

Es posible que, al reaccionar como lo hizo, el Rey de España transgrediera el protocolo. ¡Pero qué alegría nos deparó a tantos latinoamericanos, a tantos millones de venezolanos! ¿La prueba? Que he escrito este artículo arrullado por los animados compases del flamante pasodoble que ahora entonan y bailan en todas las universidades venezolanas, que se titula "¿Por qué no te callas?" y cuya tonadilla y letra llueven sin tregua sobre mi computadora.

© Mario Vargas Llosa, 2007.
© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario El País, SL, 2007.

Sobre el antiamericanismo

La certeza de ser de izquierdas descansa en un criterio muy simple, al alcance de cualquier retrasado mental: ser, en todas las circunstancias, de oficio, pase lo que pase y se trate de lo que se trate, antiamericano.

Jean-François Revel

domingo, 18 de noviembre de 2007

El nuevo venezolano

En una de sus últimas intervenciones, Hugo Chávez ha revelado algunas de las características del "nuevo hombre venezolano" entre las que dos me han llamado la atención:

1. El "nuevo hombre venezolano" no debería comer con grasa y con tanto picante. Es decir que ¿el Estado va a revisar el plato de cada venezolano para asegurarse de que sus alimentos cumplan con los estándares presidenciales? Tendrán que crear una organización de inteligencia y contrainteligencia estilo KGB, que revise hasta el último detalle de la vida de cada ciudadano, y por supuesto, tendrán que eliminar los cultivos de frutos picantes.

No se preocupen hermanos venezolanos, si nuestro Presidente no hace las mismas estupideces aquí (cosa que no es segura) nosotros le llevaremos locoto cochabambino de contrabando ;)

2. La "nueva mujer venezolana" no deberá usar hilo dental para vestir. Aquí si que me mataron... ¿es decir que habrá brigadas de protección de la moral revisando los calzones de cada venezolana para asegurarse de que son del tamaño moralmente correcto? Tendrán que revisar en las calles y en las casas de cada mujer, desnudarlas y verificar que cumplen con el ideal presidencial de venezolana. ¡Que asco!

Chávez se parece cada vez más a un desequilibrado inquisidor que a un Presidente... está digno de ser internado en el psiquiátrico de Sucre... Es posible que no le gusten las mujeres con poca ropa... Es más, es posible que no le gusten por completo, pero esa no es razón para portarse como un predicador desquiciado.

Si los venezolanos no se ponen moscas, los va a abusar (más de lo que ya lo están haciendo)

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Síndrome

Vi cómo un cocalero se sentaba en una silla
Y la gente aplaudía al Evo
Vi un gobierno de mestizos, blancos e indios
Y la gente celebraba al Evo
Vi pancartas de Nacionalización un primero de mayo
Y la gente encomiaba al Evo
Vi una asamblea de reencuentros y reconocimientos
Y la gente se alegraba por el Evo
Vi cómo Bolivia se llenaba de dinero
Y la gente sonreía al Evo

Pero luego vi al cocalero junto a la boina roja
Y la gente aplaudía al Evo
Pero luego vi un gobierno solo para indios
Y la gente celebraba al Evo
Pero luego vi los contratos con las transnacionales
Y la gente encomiaba al Evo
Pero luego vi en la asamblea desencuentros y desconocimientos
Y la gente se alegraba por el Evo
Pero luego vi cómo los precios subían
Y la gente sonreía al Evo


Hoy soñé mis tobillos engrilletados, una mordaza en mis palabras y una voz acechando mis ideas… y a la gente junto a mi.

Autor: Anónimo