Ciudadano presidente Evo Morales: aprovecho su visita a Caracas para escribirle estas breves líneas motivado por las declaraciones de su colega presidente, el "hermano Hugo", en las que públicamente reconoce el consumo de coca todas las mañanas. "Yo mastico coca todos los días en la mañana y miren como estoy. Evo me regaló, así como Fidel me manda helados Copelia y muchas otras cosas que me llegan frecuentemente de La Habana, Evo me manda pasta de coca" (sic).
Para serle sincero desde hace rato tenía ganas de escribirle pero no encontraba el ánimo y esta confesión del presidente ha derramado el vaso de mi paciencia y vencido todas mis resistencias anteriores.
¿Cómo le explico? Con frecuencia las televisoras imperialistas y lacayas de la CIA lo muestran a usted, emocionado, celebrando una nueva ayuda monetaria de su hermano presidente venezolano. En una oportunidad lo vi eufórico blandiendo un cheque en sus manos y anunciándole a la audiencia que se trataba de otro regalo de Hugo Chávez. Muchas veces, con estupor, los venezolanos nos enteramos de los aportes que usted recibe para construir viviendas, para construir o acondicionar instalaciones deportivas o, más recientemente, la recepción de una importante cantidad de motocicletas de muy buena cilindrada para operaciones policiales en su país.
Le ruego no vaya a pensar que me mueve alguna mezquindad o algún resentimiento: es constitutivo de nuestro ser nacional, presente en las tradiciones comunitarias de nuestra cultura indígena y africana, con elevadas cotas en la entrega y el desprendimiento de nuestros padres libertadores comprometidos en la independencia de todo el continente americano, la vocación de asistencia y de solidaridad. Además, permítame confesarle, antes de que usted fuera presidente le tenía estima; aunque difería de su conducción política, reconocía que su candidatura encarnaba la reivindicación de un pueblo y de una cultura ancestralmente maltratada y excluida.
Sin embargo, le ruego no lo tome a mal, verlo de presidente en esa actitud tan sumisa, tan económico dependiente ante Chávez, ver como su hermano Chávez lo toma del hombro y lo muestra como "su cachorrito", el indio Evo, me resulta absolutamente chocante.
Pero volvamos a lo nuestro. Señor presidente Evo, junto con la ineficiencia, el burocratismo y la corrupción, uno de los males más terribles que azota a los venezolanos es el problema de la inseguridad. En nuestro país cada media hora asesinan a un venezolano y en lo que va de gobierno de su hermano presidente Chávez, son más de cien mil las víctimas de la violencia callejera; para nuestra desgracia, Venezuela ostenta uno de los más altos índices de muertes por armas de fuego y, para colmo de males, presidente Evo, de cada cien homicidios 90% permanece impune. ¿Qué cree usted, señor presidente, que siente un venezolano cuando oye la noticia o ve en el periódico la foto del contingente de motos que su hermano presidente le regaló para que combata la delincuencia en Bolivia?
No sé, señor presidente, si usted ha sido informado por el personal de su embajada de la cantidad de graffitis en paredes venezolanas que claman "Mira Chávez, yo también soy boliviano". Sin embargo, presidente Evo, a pesar de este poco diplomático desahogo no pretendo reprocharle que acepte para su pueblo necesitado los regalos de su hermano presidente.
No es usted el único que asiste emocionado a la piñata construida con dinero ajeno en que se ha convertido el erario nacional y que aprovecha la eufórica regaladera del mandatario venezolano. Y, hablando de euforia, este es el tema de fondo al que me quería referir y pedirle un favor en relación con los envíos que dice él usted hace frecuentemente, entiendo, en retribución por el desinteresado apoyo de Venezuela a su gestión de gobierno. Sin embargo, visto que el presidente Chávez confiesa "Yo mastico coca todos los días en la mañana y miren como estoy (sic)" y lo que vemos los venezolanos es a un presidente exaltado que no para de hablar, que insulta y amenaza a nacionales y extranjeros, que denuncia diarios magnicidios, que todos los días está en la televisión, que pretende "pequeñas enmienditas" para perpetuarse en el poder cuando en diciembre el pueblo venezolano rechazó su propuesta reeleccionista, le ruego presidente, se lo ruego de verdad, que no le mande más coca al presidente Chávez. Decimos en criollo, bueno es cilantro pero no tanto.
Opinión
Oscar Lucien
El Nacional
Para serle sincero desde hace rato tenía ganas de escribirle pero no encontraba el ánimo y esta confesión del presidente ha derramado el vaso de mi paciencia y vencido todas mis resistencias anteriores.
¿Cómo le explico? Con frecuencia las televisoras imperialistas y lacayas de la CIA lo muestran a usted, emocionado, celebrando una nueva ayuda monetaria de su hermano presidente venezolano. En una oportunidad lo vi eufórico blandiendo un cheque en sus manos y anunciándole a la audiencia que se trataba de otro regalo de Hugo Chávez. Muchas veces, con estupor, los venezolanos nos enteramos de los aportes que usted recibe para construir viviendas, para construir o acondicionar instalaciones deportivas o, más recientemente, la recepción de una importante cantidad de motocicletas de muy buena cilindrada para operaciones policiales en su país.
Le ruego no vaya a pensar que me mueve alguna mezquindad o algún resentimiento: es constitutivo de nuestro ser nacional, presente en las tradiciones comunitarias de nuestra cultura indígena y africana, con elevadas cotas en la entrega y el desprendimiento de nuestros padres libertadores comprometidos en la independencia de todo el continente americano, la vocación de asistencia y de solidaridad. Además, permítame confesarle, antes de que usted fuera presidente le tenía estima; aunque difería de su conducción política, reconocía que su candidatura encarnaba la reivindicación de un pueblo y de una cultura ancestralmente maltratada y excluida.
Sin embargo, le ruego no lo tome a mal, verlo de presidente en esa actitud tan sumisa, tan económico dependiente ante Chávez, ver como su hermano Chávez lo toma del hombro y lo muestra como "su cachorrito", el indio Evo, me resulta absolutamente chocante.
Pero volvamos a lo nuestro. Señor presidente Evo, junto con la ineficiencia, el burocratismo y la corrupción, uno de los males más terribles que azota a los venezolanos es el problema de la inseguridad. En nuestro país cada media hora asesinan a un venezolano y en lo que va de gobierno de su hermano presidente Chávez, son más de cien mil las víctimas de la violencia callejera; para nuestra desgracia, Venezuela ostenta uno de los más altos índices de muertes por armas de fuego y, para colmo de males, presidente Evo, de cada cien homicidios 90% permanece impune. ¿Qué cree usted, señor presidente, que siente un venezolano cuando oye la noticia o ve en el periódico la foto del contingente de motos que su hermano presidente le regaló para que combata la delincuencia en Bolivia?
No sé, señor presidente, si usted ha sido informado por el personal de su embajada de la cantidad de graffitis en paredes venezolanas que claman "Mira Chávez, yo también soy boliviano". Sin embargo, presidente Evo, a pesar de este poco diplomático desahogo no pretendo reprocharle que acepte para su pueblo necesitado los regalos de su hermano presidente.
No es usted el único que asiste emocionado a la piñata construida con dinero ajeno en que se ha convertido el erario nacional y que aprovecha la eufórica regaladera del mandatario venezolano. Y, hablando de euforia, este es el tema de fondo al que me quería referir y pedirle un favor en relación con los envíos que dice él usted hace frecuentemente, entiendo, en retribución por el desinteresado apoyo de Venezuela a su gestión de gobierno. Sin embargo, visto que el presidente Chávez confiesa "Yo mastico coca todos los días en la mañana y miren como estoy (sic)" y lo que vemos los venezolanos es a un presidente exaltado que no para de hablar, que insulta y amenaza a nacionales y extranjeros, que denuncia diarios magnicidios, que todos los días está en la televisión, que pretende "pequeñas enmienditas" para perpetuarse en el poder cuando en diciembre el pueblo venezolano rechazó su propuesta reeleccionista, le ruego presidente, se lo ruego de verdad, que no le mande más coca al presidente Chávez. Decimos en criollo, bueno es cilantro pero no tanto.
Opinión
Oscar Lucien
El Nacional
No hay comentarios:
Publicar un comentario